martes, 16 de septiembre de 2014

VEREDA DE MI HOGAR

Yo tengo que colgar un ataúd 
(el yo: los otros) de las flores, dichas 
por los que ya no están (aún se escuchan) 
porque pasaron y, a la vez, reír 
--o sonreír, quizá-- porque el renuevo, 
esto es, la primavera --¡rotación!--
hizo que de ramitas varias nuevas 
hojitas (yemas, brotes) se formasen: 
señal de actividad. "¡Cinco minutos!", 
canta Marisa Monte: ¡la delicia 
de ir viendo la pezuña (ése, su nombre)
de vaca cómo crece...! Se aminora 
de nuevo la mirada: cuando riego
en la vereda. Hacerlo. Renacer.

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