miércoles, 14 de mayo de 2014

DEL SUEÑO

Dormís. En el silencio 
gira el reloj. Desnudo, 
en la pieza --rendido 
claustro en que las lecturas
conducen al insomnio--, 
miro a cosas calladas 
e inmóviles; y nadie 
comprenderá este cuarto 
cuando parta. Hace muchos 
años ya --¡de repente!-- 
una linterna mágica 
y una anciana sufrida
amparaban mi lecho: 
fuente en que me curaba 
de ogros y duendes. Sombras 
clementes, puro amor 
aliviaban la vida; 
y se apagaron. Vos 
respirás más allá, 
en tu montaña. Sea 
mañana una mañana 
en que no te incomode 
este traer espectros; 
en que te abrace, virgen, 
la luz del mandarino. 

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